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¿Qué esperar de la primera clase de música?

  • Foto del escritor: Luis Arquieta
    Luis Arquieta
  • 20 jun 2017
  • 4 Min. de lectura

Hola, hoy quiero hablar de algo que veo muy frecuentemente en todos mis alumnos nuevos y que quiero compartirles, y es la expectativa que se tiene sobre las clases de música.

Todos los que estudian música (o los padres de los que la estudian), tienen la fantasía convertirse el mejor pianista, la mejor cantante o mejor músico que existe y llegar a ser grande. Algunos lo ven como un pasatiempo (lo que no tiene nada de malo), pero todos queremos ser muy buenos en ello. Y hay algunas cosas que hay que saber para poder lograr esa meta:

La primera clase es la más pesada

Debemos ser conscientes de que la primera clase de música será la más pesada o una de las más

pesadas que tendrás, porque esta clase incluye una pequeña entrevista con tu maestro o tu maestra, donde se te preguntará el porqué deseas aprender música. Esta pregunta NO es para molestarte o para ahuyentarte, sino para darse una idea de cómo enseñarte de la manera más efectiva y ayudarte a conseguir tu meta. La primera clase, también es la primera para tu maestro contigo, lo que significa que, aunque un maestro de música sepa cientos de ejercicios, debe ver tu desenvolvimiento en esta primera clase para crear un plan clase especial para ti. Así que pon atención y diviértete.

Regreso a la realidad

Lo primero que tiene que hacer cualquier persona que quiere aprender música o algún

instrumento es regresar a la realidad. Esto significa que hay que saber en el fondo de nuestro ser, que somos humanos, que tenemos un límite, debemos saber que la posibilidad de no ser un famoso concertista es real, que no será fácil y que tomará tiempo, que no sabemos nada, y al saberlo en el fondo, debemos ser conscientes que todo lo que nos dice el maestro, cualquier ejercicio, postura, o cualquier cosa que nos diga la persona que estamos contratando es para que podamos mejorar.

Motivación y Práctica

Es indispensable estar dispuesto a practicar todos los días, así como nos da hambre por la mañana, la tarde y la noche, debemos tener “hambre” de seguir adelante, auto motivarnos de ser necesario para lograr nuestra meta.

En el caso del hambre literal, lo que hacemos es conseguir comida, ya sea prepararla en casa, o yendo a algún negocio que la provea. La práctica es nuestro medio para canalizar esa “hambre” que tenemos que saciar, y practicar diario es lo que nos ayudará con ello. De no practicar regularmente, o sólo en el día de la clase, nuestro avance será muy lento y podría tomarnos más del triple de tiempo de lo que nos tomaría si lo hacemos diariamente (pero si no tenemos prisa entonces sólo no olvides poner mucha atención en clase). Cada persona es diferente, lo que tal vez a alguien le tomó cinco minutos, podría tomarte a ti varias horas, días o semanas, pero no por eso debemos perder el ánimo, porque hay que recordar que esto es algo que queremos conseguir, y la constancia nos ayudara a conseguirlo.

Paciencia y Horario

Debemos acomodar lo mejor posible nuestro tiempo para tener un horario en específico para practicar, en caso de no poder hacerlo diario, pero sí tres o dos días a la semana (adicional al día de nuestra clase), esto para que la practica musical o de nuestro instrumento se vaya haciendo natural para nuestro cuerpo, a manera que tocar música sea como caminar.

Es vital que tengamos paciencia al momento de aprender una habilidad nueva, porque tomará tiempo desarrollarla. Esto significa que las primeras sesiones que tengamos en la clase de música pueden ser un poco tediosas (y muchos desertan), pero esas primeras lecciones, son las bases de las bases, es conocer conceptos de la música, el sonido, postura, posición, como se agarra el instrumento, las partes que tiene y cómo se llaman, dependiendo de quién te enseñe también podrías recibir una pequeña clase de historia musical.

No te rindas

Porque rendirse es muy fácil, tal vez pensaste que tomaría menos tiempo, o decidas que no es lo tuyo, pero dale una oportunidad, la habilidad de tocar un instrumento, es invaluable, porque, así como un buen libro, puede llevarte a otros lugares, puede ser tan emocionante como un thriller del cine o tan relajante como un paseo por el parque.

Fallar con alguno de los puntos mencionados anteriormente aumenta considerablemente las probabilidades de desertar, y así dejarás esta inquietud o lamentos de: “¿Y si aprendo a tocar un instrumento?, Si no me hubiera rendido”.

No forzar el aprendizaje

Un recuerdo a quienes mandan a sus hijos a clases sin preguntarles o saber si les interesa, es que no deben presionarlos, si los inscriben en clases, dejen que su gusto por ello se desarrolle naturalmente, y ya si le gusta sus hijos se presionarán ellos mismos para ser mejores y mostrarles orgullosos su avance.

De no desarrollar un gusto por saber música, el maestro de sus hijos debe de informarles que no hay interés en las clases, pero si es su decisión mantenerlos en clases de música, no debemos presionar un avance y debemos ser conscientes de que no avanzará mucho, ni rápido, y que forzando a alguien a hacer algo, inclusive cuando sí le guste, sólo generara descontento o desagrado de la actividad a la que se le forza.

Por hoy es todo, es muy importante tener todo esto en mente y no rendirnos, para poder ser ese músico que siempre hemos querido o queremos ser.


 
 
 

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